En verdad este post no es para un tal Jorge es de un tal Jorge, eso si es para una persona a la que le encantan los dragones, y como me gusta llevarle la contraria y pelearme con él (cosa que a él también le encanta hacer conmigo) decidí escribir sobre un dragón malotote y feote; ya hablando en serio, le dedico esté lindo relato a Draco titillandus (se oye más nice) con todo mi corazón y demás víceras, además de que se lo dejé de tarea hace poco tiempo y como sé que no le gusta hacer la tarea yo la hago por él pero eso si muy a mi modo, sólo espero que lo lea completo, y el relato empieza así:
Había una vez... hace mucho tiempo en la época de las cruzadas, en un país llamado Cataluña, un Dragón que molestaba a la gente que vivía en dicha ciudad, y no sólo los asustaba sino que se comía sus vacas, puercos, borregos y demás animalitos de granja; contaminaba el agua con su horrible hedor; quemaba el bosque con su aliento de fuego; mataba con la mirada (como el basilisco de Harry Potter); saboteaba las cosechas; toda una fichita el mentado Dragón.
Cómo era tan tragón el Dragón pues se acabo todo lo que encontró, los habitantes hartos de temer por un ataque sorpresa, fueron y se encerraron en la muralla de la capital, así que el Dragón los siguió hasta allá, los más fuertes caballeros trataron de vencerlo pero nunca pudieron, todos ellos cayeron muertos o muy mal heridos. Sin más remedio, los sabios del lugar decidieron saciar el hambre del monstruo sacrificando la vida de los habitantes, así que semana con semana se hacía un sorteo para decidir quien moriría en fauces del animalote ese. Ya fueran chicos o grandes, buenos o malos, feos o guapos, ricos o pobres, todos estaban contemplados para el sorteo.
Así un día la mala suerte le tocó al Rey, bueno de hecho a su linda, bella y dulce hija, ella era una muchacha muy buena y leal con su pueblo así que decidió sacrificarse como lo habían hecho los demás, salió de la amurallada ciudad y se puso a rezar como loca, rezaba y rezaba, y el Dragón avanzaba y avanzaba...
De repente justo delante de la princesa apareció un apuesto joven con una armadura negra brillante y reluciente montado en un hermoso caballo blanco, armado con una lanza.
Había una vez... hace mucho tiempo en la época de las cruzadas, en un país llamado Cataluña, un Dragón que molestaba a la gente que vivía en dicha ciudad, y no sólo los asustaba sino que se comía sus vacas, puercos, borregos y demás animalitos de granja; contaminaba el agua con su horrible hedor; quemaba el bosque con su aliento de fuego; mataba con la mirada (como el basilisco de Harry Potter); saboteaba las cosechas; toda una fichita el mentado Dragón.
Cómo era tan tragón el Dragón pues se acabo todo lo que encontró, los habitantes hartos de temer por un ataque sorpresa, fueron y se encerraron en la muralla de la capital, así que el Dragón los siguió hasta allá, los más fuertes caballeros trataron de vencerlo pero nunca pudieron, todos ellos cayeron muertos o muy mal heridos. Sin más remedio, los sabios del lugar decidieron saciar el hambre del monstruo sacrificando la vida de los habitantes, así que semana con semana se hacía un sorteo para decidir quien moriría en fauces del animalote ese. Ya fueran chicos o grandes, buenos o malos, feos o guapos, ricos o pobres, todos estaban contemplados para el sorteo.
Así un día la mala suerte le tocó al Rey, bueno de hecho a su linda, bella y dulce hija, ella era una muchacha muy buena y leal con su pueblo así que decidió sacrificarse como lo habían hecho los demás, salió de la amurallada ciudad y se puso a rezar como loca, rezaba y rezaba, y el Dragón avanzaba y avanzaba...
De repente justo delante de la princesa apareció un apuesto joven con una armadura negra brillante y reluciente montado en un hermoso caballo blanco, armado con una lanza.
El muy coquetote le lanzó a la princesa una mirada pícara y sonriendo le dijo: -Ya no temas, vine a salvarte, así que ésta cosa horrible no te tocará ni uno de tus bellos bucles dorados-. Se volteó para darle la cara al monstruo con lanza en mano, dejando atrás a la princesa toda enamoradota y derritiéndose cómo helado en Acapulco.
El caballero peleó magníficamente, evitando cada golpe y rasguño, la joven dama seguía rezando pero ahora con más pasión y devoción, por su joven enamorado y por que no se hiciera daño alguno y como Dios estaba de su lado, no permitía que nada le pasara. Así nuestro héroe logro atravesar la cabeza del dragón con su lanza, dejando su cuerpo inerte tirado por ahí. Alcanzó a la princesa y ésta ni tarda ni perezosa le preguntó sobre su origen y él sólo contestó que se llamaba Jorge (o George pa´ los ingleses y Jordi pa´ los catalanes) y que era extranjero, qué sólo había venido a salvarla del dragón y dejandola aún más enamorada se marcho, no sin antes echarle otra sonrisita coquetona.
Hoy en día San Jorge es bien famoso en todo el mundo, es el santo favorito de Inglaterra, Grecia, Portugal, Rusia, etc., y por supuesto de Cataluña. Es protector de los Boy Scouts, y lo más lindo: es santo patrón de los enamorados!!! por su hazaña con la princesa.
En su nombre hay una tradición muy linda en algunas ciudades de España, el 23 de abril se celebra el día del libro (también por haber sido el día en que fallecieron Cervantes y Shakespeare), por las calles a los hombres se les regala un libro y a las mujeres una rosa, o si se prefiere a ambos se les regala ambas cosas.
De esta bella leyenda se desprende la tradición centenaria de los relatos de cuentos de hadas, en la que las lindas princesas son salvadas por guapos caballeros de las fauces de bestias salvajes.
Ahora San Jorge es otro de mis santos favoritos (y no por los milagritos que le puedo colgar sino por su historia) después de San Patricio y Santa Teresa. Y mi Dragón favorito es el Colacuerno Hungaro de "Harry Potter y el cáliz de fuego", perdón es que tenía que decirlo.
Bueno Draco titillandus ahí lo tienes para que no digas que no me acuerdo de ti.
Nota: En la realización de este post no se lastimó a ningún Dragón =) decente.
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