miércoles, 5 de septiembre de 2007

Ahhh, un año más.

Era cinco de septiembre de 2006, martes, ella llegó temprano pero no valió de nada ya que el compromiso de esa hora se había cancelado, regresó a casa de muy mala gana ya que tenía otro compromiso pero este era hasta las seis de la tarde; comió, y vio un poco la tele para matar el tiempo... hizo mil cosas antes de regresar pero nunca pensó en lo que el destino le deparaba...

Llegó temprano (sin querer) subió al salón, y no había nadie, fue a ver si la cita ya había llegado, revisó el libro de visitas y si, efectivamente ya había firmado pero de cualquier modo no le conocía, así q sólo le quedaba esperar unos minutos más -tal vez sea ya mayor- pensó - su nombre... me suena ese nombre- , vio a alguien que le resultó familiar y fue tras de él, pero no, no era quien pensaba, así que regresó al salón y aún no llegaba, había unas cuantas personas que estaban a punto de marcharse de la desesperación.

Ella espero y espero, algunos entraban y salían, otros llegaron para dar un aviso, mas tarde regresaron, pero esta vez venían acompañados, hablaban de algo, ella no entendía el motivo del alboroto, una persona le hablaba a alguien, él asintió... y entonces fue ahí donde ella lo vio por primera vez... una primera vez que nunca iba a olvidar.

Era joven, como de unos treinta años, ¿él era el que los había citado para aquella reunión que se celebraría los martes y jueves a esa hora durante los próximos cinco meses?, si; vestía muy cool, sin pretensiones, sólo con la comodidad que te da la juventud: pantalón caqui, camisa verde y saco tipo militar verde seco, tenis que le combinaban perfectamente con el atuendo. Usaba el pelo corto de un castaño casi negro, ligeramente ladeado y despeinado. Alto y delgado, muy delgado y también muy alto, con una piel blanca casi pálida, y sus ojos, escondidos detrás de unas gafas redondas, mostraban a una persona carismática sin prejuicios ni recelos, pero a la vez inteligente, brillante, y a un total apasionado del Arte... ese era él.

Ella lo pudo ver tan sutil y hechizante, era un encanto escucharlo hablar, sabía tantas cosas y ella quería aprender tanto de él que las dos horas pasaron volando.

Cada día a su lado era una gran aventura, viajar, observar, criticar, leer, hablar, reír... amar. Un círculo de felicidad y emoción, un gran ciclo que se repetía semana con semana, mes con mes, -que sea eterno- era el deseo de ella, pero como todos sabemos nada es eterno.A mediados de enero la belleza de esos momentos, llegó a su fin.

Es 5 de septiembre de 2007 y a un año de aquel momento crucial, ella lo observa desde lejos con la lluvia, como si el clima supiera lo que siente al ver que su tiempo ya fue y que ahora es momento para que otros aprendan lo que ella ya sabe muy bien, deseando estar ahí una vez más, en ese salón que descongela, escuchando las cosas hermosas de la Venus de Botticelli.

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