jueves, 30 de octubre de 2008

Los pelos de la burra en la mano.

Hoy escribiré sobre los pelos de la burra de Milky... bueno de hecho no, no es eso de lo que quería escribir hoy, pero el título me pareció muy gracioso por que recientemente hemos pelado a Milky y ahora parece un chihuahua más que westie. Ese no es el fin de este post, es algo así como más profundo, le llamaría: un homenaje a los consentidos de la casa o bien, un homenaje a lo peluches de carne y hueso, nuestras lindas y dulces mascotas regordetas y glotonas.

Recientemente hemos tenido (Janis y yo) algunas platicas acerca de esos pequeños seres que adoptamos y queremos cual bebés, esos pequeños amigos peludos que nos reciben con movimientos circulares de una quinta extremidad, esos perritos que son los más queridos (al menos en nuestras extrañas familias) entre nosotros.

Es emocionante recordar lo vivido a su lado, recordar que nos hicieron reír como enanos con sus inocentes movimientos propios de canino. Es bonito saber que alguien nos tiene paciencia y nos quiere tal cual somos con tooooodos los defectos que tenemos, que nos quieren incondicionalmente. Algunos podrán decir que eso no es amor, pero yo creo que así como quiero a mi Milky, ella me quiere y un poco más.

Sentimos que nos hacen falta cuando se los llevan a la peluquería o al veterinario por sus vacunas del mes, pero sabemos que están ahí, aunque la fatalidad los haya apartado para siempre.

Se ha comprobado que el contacto cercano con mascotas ayuda a la relajación, y da mejor calidad de vida, por eso es bueno que los viejitos y personas con problemas existenciales tengan gatos o perros. Así que hay que abrazar a sus mascotas hasta sacarles el aire (a menos de que sea un hamster, esto pueda resultar contraproducente), para que sientan más cercano el afecto que les brindamos.

A veces se siente la perdida de algún ser (cuadrupedo) querido, pero mientras nuestros pensamientos y recuerdos felices al lado de nuestras mascotas esté presente, estos trascenderán la barrera del mundo terrenal y nos acompañará al infinito y más allá.

La fortuna de gozar o haber gozado de la compañía de un fiel amigo, no tiene comparación, deberíamos sentirnos afortunados y casi casi tocados por la mano de Dios al saber que tuvimos o tenemos un perrito cortés, amable, carismático, afable, chistoso, bonito, educado, locuaz, glotón, dulce, cariñosos, curioso y filosofador (que no sé si esa palabra exista pero hablando en términos perrunos aplica)y también por que no??? mafioson. Multitudes matarían por tener uno igual al que el creador nos mandó.



Sí hay alguien que dijo que no existe el perro perfecto, pues se equivocó por que Janis tuvo uno que lo fue, hasta su no-patita era la cosa más perfecta que jamás se haya visto en este pueblo, era tan perfecta que no notabas la ausencia. Ya no le sigo por que mis lágrimas empañan mis ojos y no puedo escribir adecuadamente este homenaje, que Janis sabe perfectamente hasta donde va.

Gracias por su temblorosa, calientita y peluda existencia!!!
y sí, es más que verdadero que el mejor amigo del hombre es un perro!!!